domingo, 5 de febrero de 2012

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jueves, 12 de febrero de 2009

CUENTO CORTO: SIN UN ADIOS - A.GUERRON.

Abuelita, ayer fui a tu casa a saludarte. Me recibiste como solo tú sabes hacerlo. Siempre me has dicho que soy la reina y ya estoy convencida. Me permitiste desordenar todas tus cosas, tus tejidos, tus manteles pintados, tus álbumes de fotos, los recuerdos de tus hijas. Luego me preparaste el jugo de ciruela que tanto me gusta y me llamaste al sillón de la sala para sentarnos a conversar.
Me dejaste que me acueste en tu regazo y acariciaste mi cabeza con tus manos que resbalaban sobre mis cabellos. Y yo fui muy feliz.
Conversamos de muchas cosas, me contaste de un pretendiente que tuviste, del colegio donde estudiaste y del cariño que se tienen entre varias amigas de tu promoción. Yo te conté de mis estudios, de mis amigos y de mis clases de marinera, y me pediste que bailara para ti. Por supuesto que lo hice y cuando me veías yo pensaba que esa era la taquilla que quería para mi espectáculo, ni más ni menos. Acabé de bailar y después acabó la música. Yo te expliqué que eso no debía suceder y que era porque todavía soy aprendiz. Tú me dijiste, mi reina, no te preocupes, todos somos aficionados, la vida no da para más. Eso lo dijo Charles Chaplin. Cuando acabé mis evoluciones, tú me aplaudiste con sonoridad, con entusiasmo, con mucha alegría y me hiciste sentir como una gran bailarina.
A las 9 de la noche, mamá pasó a recogerme. Me diste un beso y un abrazo muy largo ¿no querías que me vaya?
En los días siguientes, cuando pregunté por ti, mamá me dijo que esa misma noche, la joven que vive contigo contó que te llevaste las manos a la cabeza, gritaste (de dolor ¿no mamita?) y luego te llevaron al hospital.
Abuelita ahora que han pasado varios meses, yo pienso que decidiste el camino más triste para despedirte. Te fuiste sin más.
Han pasado varios días y no he sabido mucho de ti. Te extraño mucho. Me están llevando a una sicóloga que me dice que las personas que queremos pueden enfermarse incluso muy gravemente y morir, pero que debemos aceptar las cosas porque la vida es así. Y entre tanto tú no vienes, abuelita.
Yo le pregunto a mamá que porque no regresas a casa. La veo llorando y me dice que estás enfermita y que ya vas a venir. Yo le insisto que cuándo será, que día. Y mamá se molesta y me cambia de tema. Abuelita mañana voy a cumplir 11 años y no estás.
Abuelita me han dicho que ya estás en casa y ése es el mejor regalo que Dios me tenía reservado. Pues, me he puesto bonita con un vestido que me regalaste, he cortado unas flores del jazmín de mi casa y las he sembrado en mis sienes; todo para celebrar que puedo verte otra vez.
Abuelita, por eso te digo que elegiste el camino más cruel para irte. Allí estás en tu silla de ruedas, me ves, sonríes, te has olvidado de hablar y también te has olvidado de nosotros. No reconoces a nadie. Sonríes sin motivo.
Sí abuelita, ya te fuiste para siempre y ni siquiera te despediste de mí.
Pero tu presencia que ya no es, es nuestro único consuelo. Solamente que nosotros podemos quererte, y tú no. Solamente que nosotros nos alegramos de tenerte y tú no. Solo que a nosotros nomás nos duele tu partida y a ti no.

domingo, 8 de febrero de 2009

CUENTO CORTO: LOS ABUELOS - A.GUERRÓN

En el balneario de Asia, al sur de Lima en los veranos, aparecían como por encanto hermosas sirenitas, reinas madres y los galanes de todos los tiempos. Las nenas que habíamos visto con indiferencia ahora irrumpían en la arena del Coliseo con su armadura de adolescentes. Y armadas con sus hormonas y sus feromonas lograban distraer a todos, chicos y grandes.
Estabas leyendo el periódico y de pronto surgía en la pasarela triunfante una mujer esbelta y abusiva de apenas 14 años. Inevitable bajar el periódico, inevitable bajar las gafas, inevitable no bajar la guardia. Seguíamos la estela de aquella ninfa y en el camino los mancebos olisqueaban y despojaban con la imaginación hasta la más éxtima de sus prendas. Esas niñas eran una plaga. Contribuían al calentamiento total.
Cada año eran un nuevo descubrimiento, un comentario, ¿has visto a la hijita de María? ¡que increíble se ha puesto¡ ¿no? Se preguntaba alguien para obtener la solidaridad y no aparecer como el pedófilo solitario. Los más avezados comentaban, ha sacado el culo a su madre – que todavía está en algo – y en las tetas está por empatarla.
Los galanes de toda la vida se disputaban el cetro de los más “montaraces”, los sementales del estío, según ellos prácticamente todas las mujeres del balneario habían sido sometidas a su intercambio genético.
Hubo una vez una reunión en la que un galán comentaba que se había comido a casi todas las mujeres que estaban presentes. El tipo no creía en nadie, incluso hablaba de sus conquistas que ya estaban casadas. Prácticamente era una máquina de producir semen y de regarlo. Y por supuesto se floreaba diciendo que a todas las dejaba satisfechas.
Yo pensaba que me hubiera gustado entrevistar a algunas de sus amantes y si ellas me corroboraban la capacidad amatoria del galán, pues no quedaría nada más que aplaudir. Pero lo más probable era que la fanfarronería era su modus vivendi. Algunos de los oyentes escuchaban serios y poco a poco se iban acomplejando, pues escuchaban al galán un tipo de 58 años que les espetaba “a esa chiquilla que está bailando, hace dos días le he metido dos polvos y la he dejado como un trapo”.
Yo escuchaba nomás y recordaba que hace poco habíamos ido a un karaoke con mi esposa y a eso de las once de la noche vimos entrar a dos galanes de esos, con 60 años a cuestas, cada uno con un hembrón, hermosísimas, unas verdaderas reinas. Y durante dos horas se dedicaron a tomar licor sobretodo ellos. Yo consideré un deber moral ineludible exponer un manifiesto ante mi esposa y le dije:” mami, disculpa pero si yo fuera uno de ellos, primero tendría un período previo de abstinencia sexual de por lo menos 15 días, haría caminatas y no tomaría ni una maldita gota de licor, y en esta noche ni hablar en todo caso agua bendita. Que tal desperdicio. Estos patitas tienen a disposición unas reinas pero las chicas los van a tener que llevar en hombros y si van a un hotel con ellos solo van a oírlos roncar”. Por supuesto ellos al otro día van a decir que les metieron 1, 2, 3, 4.....( misma cuenta de boxeo) polvos. Mi esposa aceptó mi comentario y los lapidó, esos viejitos no pueden ni con su alma y se meten con chiquillas, está visto que no les rinden.
Volviendo a la reunión de marras toda la noche escuchamos un solo discurso del “sementerio” andante. Hasta que alguno harto de las glorias de “éxtasis” del padrillo comentó, pero ¿a quién ha salido Pablo tan cacherazo?, porque su padre es súper tranquilo. ¡Debe haber salido a su mamá¡ Por supuesto que las risotadas se escucharon a varios metros. Cuando vino Pablito de bailar con una hermosa doncella preguntó ¿a ver cuenten el chiste? Y alguien le contestó. Acaban de cagar a un pata fanfarronazo.
Con el paso de los almanaques, los galanes devinieron en testas cenizas y velocidad controlada. Un grupo de ellos no se casaron y cuando ya empezaban a cursar la tercera edad nos dimos cuenta todos que no habían dado frutos. Y surgió el nombre genial, nunca más exacto, nunca más oportuno, se les bautizó como Los Abuelos de la Nada.

martes, 3 de febrero de 2009

CUENTO CORTO: DE INTELIGENCIA SUPERIOR - A.GUERRÓN.

Yo fui, lo que se dice, un niño prodigio. Aprendí a leer a los cuatro años, y las operaciones matemáticas elementales a la vez. Tuve una gran ventaja, mamá era profesora y nos tenía un gran cariño y una paciencia del mismo tamaño.
Pero además de adquirir esas habilidades, digamos que normales, debo mencionar que desde pequeño yo recuerdo que me gustaba delatar a mis compañeros de juego, a mis amigos, a mis condiscípulos. Y eso era para mí, prodigioso.
Siempre estuve atento a los detalles, escuchaba las conversaciones, leía las cartas que dejaban a mi alcance, descuidadamente, las personas. Con eso construía escenarios lógicos y creíbles.
Delatar era algo que iba más allá de mi control. Mamá me aconsejaba que no actuara así, igual mis profesores, pero sus consejos nunca me convencieron del todo y solo postergaban mi comportamiento. Ahora que soy biólogo he llegado a sospechar que tengo el gen de la delación. Muchos me decían “acuseta” y yo, no les hacía caso y, justificaba mis acciones diciéndome que yo acusaba a mis amigos para que sean mejores y para que sus padres o maestros les pudieran ayudar. Delatar era mi ejercicio cotidiano en clase, en mi barrio, en mi familia. Con lo que me gané a pulso la antipatía de mis coetáneos. Cuando pasó el tiempo, me endilgaron un adjetivo más agresivo: soplón. Después lo adopté como un grado más de evolución en mi carrera.
Además yo leía y leía. Digamos que era una rara avis en mi entorno. Y me encantaba analizar personajes que la historia calificaba de siniestros pero que tenían su lugar como (digamos irónicamente como unos felinos, es decir como unos) gatillos. Uno de mis referentes era, para el espanto de todos ustedes, Judas Iscariote. Y concluí que en la venta de información por la presa máxima, Jesús, se le pagó mucho. Los negociadores se desesperaron y ofrecieron mucho. Claro en esos tiempos el marketing estaba en pañales, pero Judas, si hubiera analizado muy bien la ocasión, debió haber hecho el trabajo gratis o por un precio simbólico (tal como lo hubiera hecho cualquiera que previera el potencial de los acontecimientos. Pero, por favor, que no se me malinterprete. Yo soy católico, solamente estoy analizando fríamente una transacción que estaba súper pagada con la publicidad que te daba solo el realizarla) porque el mayor pago que recibió Judas, no fueron las monedas, no; Judas llegó a estar en las vidrieras y pasó a la posteridad, como uno de los mayores facilitadores de información del mundo. La fama que le dicen y la que, fatalmente, no aprovechó. Se desesperó y la desesperación es mala consejera en transacciones importantes.
Yo quería dedicarme a vender información y para mi tranquilidad, me enteré que los soplones profesionales pertenecen a los organismos de inteligencia del estado y de las empresas privadas. Incluso hay escuelas superiores de Inteligencia sobretodo en organismos castrenses. Me hice militar, ingresé a una de estas escuelas y quedé gratamente sorprendido de la sistematización científica de la actividad para lo que yo sentía que había nacido. No le pudieron poner mejor nombre a nuestro quehacer. Definitivamente, somos los inteligentes del barrio.
Ahora, es el momento de la Inteligencia, el manejo de la información es vital, con ello te anticipas a los conflictos, te enteras de los planes de la competencia, obtienes bases de datos con cartera de clientes, obtienes un listado de los clientes malos pagadores, te enteras de la vida y milagros de las personas, incluso te sirve para chantajear, controlar a tus enemigos, fabricar guerras. Nuestra profesión está involucrada en las asonadas, los golpes de estado, en los magnicidios, en los atentados, en el manejo de la opinión pública, en la asesoría de los candidatos a elecciones públicas, en los delitos, en los crímenes, en la empresa, en los sindicatos, en los clubes, en las asociaciones, en los boicots, en la iglesia, en los ministerios, en el gobierno. Usamos todas las artes posibles: grabaciones, minicámaras, fotos, videos, mujeres que actúen como carnadas. Intervenimos teléfonos fijos y móviles, correos electrónicos, computadoras, escritorios, habitaciones, hoteles, restaurantes, karaokes.
Y, por si no lo sabían, hay un morbo que está extendido entre los gerentes, desean saber hasta el mínimo detalle de la vida y pasión de sus trabajadores. Por ejemplo hace poco un gerente me contrató para que siga a sus empleados a un karaoke y quería que le consiga información grabada y filmada de quienes fueron, como llegaron, solos o juntos, que tipo de canciones cantaron, quienes cantaron y si cantaron bien o no, cuanto consumieron, hasta que horas se quedaron y al salir como se fueron, quienes con quienes se acompañaron. Y por supuesto que me averigüe que es lo que hablaron. Yo no sé para que le sirva esta información pero se me ocurre que es para variar sus motivos de masturbación.
Hoy el mundo exige saber que hacen las esposas cuando están solas, que vicios tienen las personas, que le gusta a la gente. Esto tiene un nombre más elegante se llama estudio de mercado. Nosotros también damos esa información.
Y mi autoestima se proyectó a la estratósfera cuando me contrataron para laborar como “soplón” (ahora hasta me burlo de esta palabrita) en un organismo de Inteligencia estatal. Habiendo nacido para esto y con la pasión que dedico a mi actividad, era lo justo. Hasta que llegué a la luz al final del túnel. Ahora pertenezco a esa élite de superdotados de materia gris a los que se les paga por su cerebro.
Así que, profesores, padres de familia, si su hijo, si su alumno, da muestra innatas de ser “acuseta”, soplón, cultívenlo. No lo castiguen, traten de aconsejarlo hasta cierto límite pero si detectan en el niño un rumbo visceral para ser soplón, no le corten esa sublime vocación. No seamos hipócritas, ellos van a constituir las canteras de la Inteligencia que reemplazarán a los que nos vamos obligados por el tiempo. Esos niños son los que tomarán la posta de aquellos soplones que están por retirarse y que dieron su vida por la sagrada tarea de elevar el chisme casero, de callejón, de mercadillo a los altares de la intelectualidad.

domingo, 1 de febrero de 2009

CUENTO CORTO: INSTINTO ASESINO PARA DUMMIES – A.GUERRÓN.

Miguel fue criado en los valores humanos inmanentes. Ama al Señor, no seas egoísta, haz el bien, ama a tu prójimo. El era, lo que se dice, un pan de Dios. Fue un buen estudiante, porque el amor al saber le fue inculcado de familia y porque tenía claro que el esfuerzo de su madre tenía que ser correspondido, lo mínimo, con máximas notas.
Miguel también era un excelente amigo, y entre sus, muchas virtudes, estaba una que era rarísima en su ciudad natal, era abstemio. A pesar de haber nacido y vivido en una ciudad donde ser alcohólico era la consecuencia natural de ser entrenados desde pequeños en el culto reverencial a las bebidas espirituosas. En la ciudad, el tema de todos los encuentros era expresar entre los interlocutores que cada uno ya llevaba tomando (libando licor) varios días. Y la competencia se asemejaba a una subasta en la que febrilmente cada actor decía al otro: ya llevo tomando 3 días, y el otro respondía el reto, eso no es nada, yo llevo tomando 5 días. Era el típico juego sullanero de quien da más, en lo referente a los días de culto a Baco. El galardón a conseguir era adquirir la ansiada reputación de bebedor. Cualquiera hubiera dicho que se estaban disputando un premio Nóbel, pero no, al discutir en cada encuentro, lo que temían perder los viandantes, era el sendero de superación personal que los llevaría a graduarse de borrachos. Esto se transmitía en Sullana, en muchas familias de generación en degeneración.
Miguel se hizo ingeniero y trabajaba con tal honestidad que sus amigos le criticaban el ser tan estúpido, y le reclamaban, oye tú sí que te pasaste de honesto. Mientras todo el mundo se hace rico, le gritaban, tú vas a terminar siendo el llanero solitito. Pero él, seguía fiel a sus principios, tanto que, la verdad, se había quedado al inicio, no había avanzado mucho. En su casa, amaba a su esposa, adoraba a sus hijas y la infidelidad nunca se había cruzado por su mente. En suma (resta, multiplicación y división) era un hombre ejemplar.
Sus amigos lo tentaban, le ponían hembritas, y algunas de esas comadrejas, al ser desairadas por Miguel, terminaban diciendo, oye, creo que tu amigo es maricón.
Entre sus amigos creció la preocupación y decidieron que entre todos debían rescatarlo de la monotonía y la asfixia de la vida virtuosa. Y adoptaron la tremenda responsabilidad de adiestrarlo, de evangelizarlo en los principios básicos del Instinto Asesino. Hicieron un FODA rápido de Miguel para diagnosticarlo y se percataron que su fortaleza era además su tremenda debilidad, era demasiado honrado. La amenaza era que el mundo se lo iba a engullir y la oportunidad eran ellos, sus amigos, que lo salvarían del naufragio del desamparo. Debían enseñarle el Instinto Asesino que no es otra cosa que ser implacables a la hora de cobrar, no tener la más mínima conmiseración por el prójimo, subir en la escala social sin ningún tipo de miramientos, no creer en nada ni en nadie. Y los amigos de Miguel eran expertos en esos menesteres. Sus amigos empezaron con los sabios consejos de la calle. Mira cholo, le decían, a la gente cóbrales lo que desees. Pulséalos, pídeles más. Toda la gente es una mierda, dicen que no tienen para pagar, pero ajústalos nomás porque esos indios de mierda cagan plata, sácales su puta madre.
Otro consejo se lo dio Carlos. Escucha Miguel, le dijo, mi hermano es odontólogo y me dice, la gente confía en mí, yo los examino y les programo unas curaciones y si el cliente tiene pocos dientes con caries, pues se le pueden fabricar algunas oquedades, sino, ¿para qué se ha inventado la fresa? “Herrar” es humano (como dijo el herrero), se te puede ir la fresa de casualidad en unos dos o tres dientes y eso te reportará unos buenos dólares. Mi otro hermano, prosiguió Carlos, es médico, pero es un comerciante nato. Felizmente que es Neumólogo porque si fuera Oftalmólogo sucumbiría rápidamente al error de sacarte hasta los ojos. Mi hermano, el médico, le decía, es una biblia, debemos aprender de él, es un predador como debemos ser todos. Él es un tipo tranquilo, usa lentes a lo Lennon (para engañar al enemigo) pero cuando ve a un paciente, se transforma, alerta sus sentidos, lo huele, lo mira, lo desnuda, lo posee, desearía tocarlo para proclamarlo que es de su entera propiedad y jura defenderlo hasta con su propia vida, de los otros médicos, peores predadores que él y que pululan en la clínica donde trabaja para arrancharse a los sufridos y exprimirles hasta el último centavo de sus bolsillos y de sus seguros médicos. Esa es la realidad, carajo, reacciona Miguel. La vida no es de los valores cristianos y otras huevadas que nos vuelven idiotas y nos tiran en la vía pública para que la sociedad nos atropelle. Los tipos como mi hermano son triunfadores, defecan plata; los huevones como tú, acumulan riquezas en el cielo o sea nunca porque nada nos garantiza que haya cielo. Mejor asegúrate, fabrícate el cielo en la tierra, pero el de los caminos anchos, cómodos no importa que sean los de la perdición. La perdición, la perdición, con eso nos martillean los curas para manipularnos. La perdición no es otra cosa que la Felicidad, convéncete de una buena vez. Por si acaso, no es requisito ser pobretón para entrar a los aposentos de San Pedro. Aunque te parezca mentira, varios millonarios ya entraron al cielo. Las acerías Krupp, para tu información, como dijo Quino, ya pueden fabricar agujas por las que puede entrar un camello. Incluso compadre lo que dijo Jesús está fuera de época, ahora debió decir, “en verdad en verdad os digo que es mas fácil que se cargue a un elefante (ojalá que no se extingan los elefantes) con cuatro cabellos humanos que un rico entre al reino de los cielos”. Así la frase duraría un buen tiempo. En todo caso se les ha olvidado publicar un update de los evangelios.
César, otro de sus amigos, le dijo, mi tío es ingeniero, trabaja en un ministerio, su sueldo es una cagada, pero su ingreso decoroso lo constituyen las comisiones (10% del monto total, ésta es una ley que falta inscribirse en la Ley de leyes, la “Prostitución” Política del Perú) por las obras que adjudica a las compañías constructoras. Con eso se ha comprado un auto del año y está embelleciendo su casa. Además, esas comisiones provienen del dinero privado, no le estás robando al Estado. Y por último si le robaras al Estado, que no te pillen pues, no seas imbécil. Piensa que el Estado somos todos y si robas 100,000 dólares divididos entre 28 millones es una ridiculez. No se va a notar. Los escrúpulos te van a hundir. La conciencia ya pasó de moda.
El discurso de Fernando fue una clase maestra que finalmente logró la conversión de Miguel al culto al vil metal. El le dijo, Miguel, yo sé que tú tienes dos hijas. Hasta en eso eres pudoroso. Tú eres inteligente, tu esposa es brillante y la sociedad ganaría si ustedes hubieran procreado más hijos, que hubieran salido muy inteligentes por supuesto. Además tu apellido es decente, eres un Fajardo, no lo olvides. Pero tú pensaste, no, los hijos son una gran responsabilidad debo limitarme a tener dos. Pero y los indios de mierda? Los Quispe, los Mamani, los Condori están que se reproducen sin límites (por eso nos ganan las elecciones porque son más, hay como mierda de ésos). Son los sementales de pacotilla que poblarán al nuevo Perú y así lo cagarán para siempre. Al final el Perú va ser un gemelo de países cagones. Por ejemplo, tú, Miguel, pagas tu casa a plazos con el sudor de tu frente, pagas un colegio particular para tus hijas, la comida y los servicios te cuestan y el entretenimiento para tu familia lo tienes racionado. Eres un puto responsable. Y has merecido una felicitación por eso? Ni mierda. Mientras tanto los indígenas, se cagan en la nota, tienen como 15 hijos (creen que por docena es más barato), en varias mujeres (y siguen cagando los apellidos, sus mujeres apellidan Choquehuanca, Camacuari , un abuso, pobres hijos) roban luz eléctrica, roban agua, cagan a la intemperie, viven del programa gratuito del vaso de leche, tragan gratis en el comedor popular, tienen a su disposición la educación gratuita para sus hijos en colegios nacionales, institutos del estado, universidades nacionales, salud gratuita y todavía exigen (sí, EXIGEN, ¡que tal concha!) que les pongan servicios públicos gratis. Y a cambio de todo lo que reciben, esas joyitas de padres, no mueven un puto dedo, chupan (beben licor) todas las semanas, gozan como condenados.
Eso de la Inclusión Social es el discurso del despeñadero, el camino más corto para la ruina del pais, la masturbación de una masturba de sociólogos que se llenan los bolsillos y se proclaman recontra Verdes. Y nosotros creyendo que es por la Ecología, no, es por los dólares que se embolsican. Nosotros los ciudadanos responsables tenemos que cargar con esas sanguijuelas, pagando nuestros impuestos, con esos indígenas hijos de puta y su cochina descendencia. Miguel, por última vez, decídete, manda el mundo a la mierda y dedícate a lo más sano, haz billete. Si sigues asi, inmaculado, te vas hundir en la miseria. Por Dios, aprovecha las oportunidades.
Así, cada día Miguel recibía, religiosamente, la catequesis para convertirse en un hombre normal, para prescindir de la moral, la ética y tanta teoría estupidizante del hombre. En suma para no tener remordimientos, para prescindir de los sentimientos de culpa para siempre y para poder triunfar plenamente.
Y la charla de graduación se la dio Ricardo. Su amigo del alma. Un día le dijo, cholo, tú me conoces, yo soy abogado. Nunca he ejercido. Entre amigos yo acepto bromas como la pregunta que me hicieron la otra vez ¿Doctor, que le dijo el buitre a un abogado? Yo dije no sé y me respondieron, el buitre le dijo: Quien como tú que te los comes vivos. Te decía que mi primo que era coronel de la Policía me dijo un buen día hace tres años, tengo un negocio ciento por ciento seguro, hay que hacer una empresa con testaferros para ser proveedores de la Policía Nacional. Yo hice la empresa, pero, por si las moscas, no la puse a mi nombre. Y comencé a vender sin parar, muchos productos eran sobrevaluados, no por mí (porque no entendía la mecánica del negocio) sino por los Oficiales de Intendencia de la Policía Nacional que me decían, Doctor, suba los precios para poder repartir ese plus entre todos los que intervienen en la operación. Yo, cholo, aprendí y ahora puedo intervenir en licitaciones de varios millones de dólares. Asombrado, Miguel le pregunto, tú tienes esa cantidad? No cholo. Las pendejadas se aprenden y te sirven para llenarte de plata. Mira la cosa es así. Me piden 1,000 computadoras, a 1,500 dólares cada una, da 1 millón y medio de dólares (incluidos muertos y heridos, o sea las coimas). La licitación pública es amañada, yo la gano de todas maneras. Hago mi factura y voy al almacén general de la Policía Nacional. El jefe del almacén, un oficial, que ya está “conversado”, me pone el sello de “Recibido”. Pero ésto tiene un precio. El oficial me dice Doctorcito (como me jode que me diga Doctorcito, a mí todavía, que he crecido, que soy un grande, un triunfador. Y un oficialito habla y me disminuye, que mala suerte carajo) me he casado recién y en la tienda Morys de la avenida Arenales hemos escogido con mi esposa un juego de sala de cuero negro y un juego completo de comedor de cedro. Por favor Doctorcito (y dale con lo de doctorcito) me los lleva a mi dirección, su casa por supuesto. Con ese sello de ingreso a Almacén, voy a Caja y me dan el cheque por el millón y medio de dólares. Muchas veces me he sentido tentado, después de cobrar, a fugarme del país, pero no me detienen los escrúpulos, me detiene la razón. Si cometiera esa torpeza yo perdería más, estoy seguro. Con la plata de la misma Policía compro las computadoras, las entrego, pago las coimas, cobro mi parte y a celebrar. Como te habrás dado cuenta, incluso no necesito capital. Yo me di un plazo, que el anterior gobierno durara apenas 5 años más, y después de ese plazo me pararía para siempre. Nada, ni Dios podría tumbarme. Miguel escuchaba espantado. Pero, Ricardo cambio de voz y le dijo, pero mis cálculos fallaron y cayó Fujimori. Me dolió, Dios me dio la contra. Pero es bueno tener un adversario de su poderío (a cualquiera puedes vencerlo, pero vencer a Dios, es algo especial).
Me preparé para otra etapa de triunfador, me actualicé en mis estudios universitarios y ahora soy Juez (y Parte obviamente, ni cojudo) y te apuesto, Miguel, voy a ser el Presidente de la Corte Suprema, más temprano que tarde. O sea que voy a ser el vivo retrato de la Justicia en el Perú, cágate de la risa, la probidad hecha hombre. Voy a representar los valores, te das cuenta toda la vueltaza que he dado y la sociedad me va a nombrar prohombre. Y tú, huevón, te la pasas cultivando los valores y al final todos te van a hacer papilla, nadie te va a hacer un monumento. No tienes casa, no tienes carro pero dices a todo el mundo que tú si puedes dormir tranquilo. Y todavía me has dicho que los corruptos no pueden dormir en paz. Para tu desilusión, te diré que esos huevones duermen hasta más allá del mediodía.
Miguel sintió que, poco a poco, su cerebro se limpiaba de las impurezas y agradeció a Dios por tener esos amigos. Sintió en lo más profundo de su corazón ese sentimiento superior de rescate, de salvación. El dinero había entrado a su corazón y desde ese momento Miguel fue otro. Se había convertido, no moriría en la miseria.
Y quien iba a decirlo, el destino le ofreció la oportunidad que esperaba. Justamente, perdió su trabajo. Por lo que decidió iniciar una empresa y entre varias opciones decidió emprender un negocio de funeraria. Hizo muy buena plata desde el inicio, la visión de ganar contra todos los pronósticos lo guiaba como un lazarillo. Mientras que la gente lloraba la pérdida de un ser querido, el los hacía firmar papeles en blanco de contratos que los deudos ni siquiera leían ni comprendían por la desesperación del momento. Les decía, el servicio cuesta 3000 nuevos soles pero los añadidos, que nunca eran reclamados, muchas veces eran hasta un 50% más del monto inicial convenido. Miguel había aprendido el Instinto Asesino y la fortuna quiso que lo practicara con cadáveres. El Crimen Perfecto.

sábado, 31 de enero de 2009

CUENTO CORTO: DEBÍ HABERLO MATADO JAMÁS – A.GUERRÓN

Debí haberlo matado, pero cuando tuve la mejor oportunidad, dudé.
Soy César Landauri, ex – infante de marina, ex - esposo, ex – profesor de gimnasio y ex - persona.
Manejo multitud de armas con gran destreza y aprendí a matar sin dejar rastros. Fue importante adquirir ese bagaje de asesino porque combatí en el frente externo en una pequeña guerra (pequeña porque duró pocas semanas) y en el frente interno contra el terrorismo. No tengo ningún remordimiento en matar. Soy un profesional de la guerra.
En el servicio de Inteligencia, mis jefes me encargaron eliminar al Comandante Salvatierra porque con sus debilidades ponía en peligro a todo el sistema. Sus debilidades eran las clásicas que ustedes conocen: las mujeres, el licor, la cocaína y …los hombres (sí pues, al más macho de la Marina del Perú, le gustaban los reclutas, aquellos efebos que lo hacían gruñir de placer).
Yo era su adlátere, su chofer, su mayordomo, su secretario, su sombra. Compartíamos muchas horas juntos, muchos secretos y si me permiten develar uno, compartíamos a su mujer. La primera vez que comí la fruta del jardín prohibido ocurrió cuando lo traje a su casa (una mansión en uno de los mejores distritos de Lima, signo exterior de riqueza que delataba que cuando era jefe de la zona de emergencia en la selva peruana, obtuvo pingües ganancias en alianza con los narcotraficantes de la zona. Los narcos lo habían declarado hijo predilecto, mi hermano del alma, pataza y lo forraban en dólares y en cocaína para su consumo), estaba ebrio y lo ingresé hasta su habitación cargado. Nos había recibido Gabriela, su esposa, una diosa de 40 años, en una discreta bata transparente de color melón que me dejó atónito. Se puso roja de ira o de vergüenza. Al final me dijo gracias César, por favor no te vayas, te invito un trago. Yo me sorprendí y luego de un análisis bélico de la situación accedí. Me sirvió wiskhy con hielo, ella se sirvió otro tanto y se sentó frente a mí. Estaba con la bata que se resbalaba de sus poderosos muslos y dejaba un camino para la imaginación que iba a exacerbar el bendito licor. Me dijo que estaba harta, que no tenía vida marital, y tenía que soportar las humillaciones de sus vicios. Y tenía un gran temor de contraer Sida porque ya lo había descubierto con amantes masculinos. Se le habían perdido unas batas y ella pensaba con mucha buena fe que era porque se la regalaba a sus amantes féminas de mala muerte hasta que una vez regresó a su casa de un viaje, días antes de lo previsto y encontró a su marido el comandante Salvatierra, el más macho de la Marina del Perú, vestido con su bata melón en arrumacos con un joven atlético de corte militar. El esposo la gritó y le dijo lárgate, no hagas escándalo. Tú no has visto nada y otra vez avisa si vas a venir antes.
Gabriela sirvió la segunda ronda de licor y puso música. Me dijo César, hace tiempo que no bailo, podemos bailar. Señora, le dije, yo no sé que hacer. Ella me tomó de la mano para bailar y me dijo, no me llames Señora, llámame Gabriela. La sala era grande, su culo era grande, sus tetas eran grandes y mi deseo empezaba a crecer para alcanzar esos tamaños. No quise ser imprudente y por si acaso la dejé tomar la iniciativa, no vaya a ser que un marino (el colmo) se lance a la piscina sin agua. Bailamos al compás de una música y se me acercó como la serpiente del paraíso. Mi serpiente ya pasaba de gel a sólida. Gabriela me dijo estoy desesperada César, con una voz que me erizaban los pelos y se puso a llorar en mi hombro. Necesito sentirme mujer y a alguien que me haga sentir mujer. Luego me besó furiosamente y comenzó a resbalar por mi pecho para pintar con su saliva cada centímetro de mi piel. Con ello cumplía con el ritual de la adoración y luego se prendió del mástil que acostumbro llevar siempre conmigo, y sentí un vacío de succión que me desorbitó, me sentí en el infierno total, porque allí es donde están los placeres máximos. Y Gabriela seguía en un intento obsesivo de succionar una savia vital que yo debía proporcionarle. Ese día me enseñó como es que una mujer puede ser declarada Perita en ese difícil arte, sin temor a endilgarle ese merecido título. Finalmente inundé sus labios con el icor que buscaba y gritó, se jaló los cabellos, me hundió las uñas, me mordió. Luego fue al baño y al regresar me dijo César, gracias, no sabes cuánto ha significado esta noche para mí. He vuelto a vivir. Hasta había pensado en suicidarme.
Desde hace años sueño que me violan, me acorralan varios desconocidos pero cuando van a violarme, nunca ocurre el evento y me despierto mojadita y como casi nunca está mi marido me dedico a disfrutar de los placeres individuales, egoístas, onanistas.
Después tuvimos innumerables encuentros en su casa, en su cocina, en la escalera, en la biblioteca, en la piscina. Me pedía que ingrese en ella a la fuerza, le excitaba la violencia. Cada vez me sorprendía gratamente, me trataba como rey. Se arreglaba y se ponía mucho más bonita para mí. Alguna vez le compré un vestido, y me dijo, esto merece un strip tease, puso luz de penumbra, música suave y se movió como una puta sólo para mí, se quitó su vestido y luego se puso, con un exquisito arte de cabaret, el vestido que yo le había traído. Luego lo destrozamos para dar rienda suelta a nuestros más bajos instintos. Eso, con los más bajos instintos se llega a las cumbres más altas en el sexo y en el amor. Pero les diré que no todos los vestidos que le regalé los destrozamos juntos, algunos los destrozó ella sola cuando pensaba en mí y los horadaba ferozmente en un intento poético de recrear un estupro total.
Cuando éramos una pareja total, y nuestra felicidad solo era empañada por la presencia inoportuna del comandante Salvatierra, ella me pidió que lo matara, me dijo que él tenía un buen seguro de vida y con eso podríamos vivir felices para siempre.
En verdad él nos estorbaba. Yo tenía todas las ventajas, conocía todos sus movimientos. Lo traía, la mayoría de veces, inconsciente a su casa. Estaba fácil. La idea era matarlo sin dejar huella. Entonces aparentemente desde todos los frentes la orden era matarlo.
Mis jefes me prometieron que podían desaparecerlo, primero yo lo mataba, luego ellos se encargaban de incinerarlo en un hornito y luego esparcirían las cenizas en alguna carretera. A la mierda con el quinto mandamiento.
El día llegó, estaba decidido. Pero extrañamente mi conciencia apareció para estorbar mi frialdad. Cómo era posible que yo le fallara al comandante así, tan deslealmente. Yo ganaba un buen sueldo como su asistente y mi trabajo no era pesado. Hubo épocas en las que fuimos amigos y alguna vez me aconsejó en alguna encrucijada personal. Si mis jefes querían que muera el Comandante ¿porque me encargaron precisamente a mí esa tarea? Y lo peor de todo es que me convenía que muera para ser felices con Gabriela. Empecé a cuestionar mis principios, la moral, la ética.
Él confiaba plenamente en mí y además siempre iba armado con una pistola. Debía tomar mis precauciones. Lo iba a matar de un tiro en la nuca en una carretera desolada porque ese día me había pedido que lo lleve a su casa de campo. Seguro que tenía alguna cita con una chica o un mancebo. En el camino me dijo César te doy un datazo, para tener un buen sexo, embadúrnate la cabeza del pene con clorhidrato y también a la vagina de tu pareja. La idea es que se van a anestesiar esas zonas y van a tener la sensación de tener unos genitales inmensos y eso les va a permitir un máximo placer. Le dije gracias mi Comandante, los tomaré en cuenta. Mientras yo pensaba, el Comandante pensando en placer y yo en el tiro en su nuca. Pero las cosas ocurren de otras maneras a cómo las planificamos. Yo cometí un craso error, subestimé al Comandante.
Debí haberlo matado pero no tuve el alma de asesino para hacerlo y hoy, que paradoja, soy apenas un alma.

lunes, 18 de febrero de 2008

NOMBRES DE MARCAS

Alguna vez escuché en una obra teatral de mi universidad la creación de una marca y su slogan. El actor dijo: " Un buen nombre para una toalla sanitaria sería EXCEPCIÓN. Y su slogan sería PARA TODA REGLA HAY UNA EXCEPCIÓN". Me pareció una idea buenísima pero para Perú porque aquí a la menstruación también la conocemos como REGLA.
Ahora les voy a proponer una marca para una cerveza o para un licor ¿ Qué tal que se llame CONCIENCIA ? ¿ Se imaginan la propaganda adicional totalmente gratuita ? El alcalde diría: " los ciudadanos deberían tomar CONCIENCIA...". El Presidente, con todo su impacto mediático, diría: "Es necesario que todos los peruanos tomen CONCIENCIA...". El jefe de la SUNAT diría:"Hago un llamado a todos mis compatriotas para que tomen CONCIENCIA...". El presidente de la Asamblea Nacional de Rectores diría:"Es absolutamente urgente que los estudiantes universitarios tomen CONCIENCIA...". Cipriani en en su púlpito no podría evitar decir:"Hago una invocación a todos los creyentes para que tomen CONCIENCIA...". Incluso el Papa diría:" Ciudadanos del Mundo tomen CONCIENCIA...". Y así, harían proganda gratuita el Secretario General de la ONU, los Presidentes de las naciones y diferentes personalidades. Podría ser marquetero el nombrecito.
(alfredo guerrón).